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LOS CUENTOS QUE CURAN

 

 

Si quieres que te cuente un cuento para curarte,

enviame un correo o haz un breve comentario

explicando lo que te aparta de tu estado natural de salud.

Con esos datos yo me inventare un cuento que 

te ayudara a sanar. 

      Efectivamente, esto son cuentos por encargo, un juego en el

que me gustaria que entraras para buscar juntos

nuevos caminos de la alegria, la fortaleza y la esperanza.

Encarga tu cuento y que seas feliz!

 

 

  P. S. : El servicio es totalmente gratuito y desinteresado, pero si mi receta

te surte efecto, debes mandarme una caja de mantecados. Gracias.

el monte de los cisnes

el monte de los cisnes

          

el monte de los cisnes

Hubo  una vez una bailarina

que un d[ia se levanto’ y se encontro’ clavada en el suelo sobre sus asentaderas,

pues alguien, mientras dormia, le habia robado las piernas.

Una princesa de los cisnes, una flor de los lagos,

un encaje de la gracia y una oda a lla belleza musical se encontraba,

de pronto, sin su bien mas preciado, sus piernas.

 Lloro’ y lloro’ aquella maniana, tanto que el agua de sus ojos la fue cubriendo hasta llegar al cuello, 

sin oir la voz de los pajaros del parque que, congregados entorno a ella, la intentaban disuadir

para que saliera y se comprara un cartucho de churros, un merengue o unas castaniuelas.

Y nada, se hizo la novia del llanto y de ese amor enfermizo no salia.

 Pero un dia, vio con sus ojos nublados que uno de los pa’jaros tenia un ala rota

y,sin entender como, el animal se las ingeniaba para volar, aunque haciendo circulos y tirabuzones, pero en fin, remontando y ’aterrizando’ cuando le venia en gana.

--Y como lo has conseguido?, pregunto’ la bailarina que ya no bailaba, sorprendida.

-- Chica, lo mio es volar y lo tuyo es bailar. Yo ya se que vuelo peor que una cafetera, pero vuelo. Tu tambien podrias salir a ese baile que es la vida  No?

        La bailarina comprendio el mensaje  y en ese mismo momento pidio una silla de ruedas. Pero en lugar de eso, su padre le compro una cabra. La plantaron, asi partida como  estaba sobre el peludo animal y e’ste,como por arte de magia, se puso a dar pingos y a retorcerse en el aire, en saltar sobre si mismo con tanta gracia que parecia que hubiera estado esperando a su jinete tuda su vida cabrona.

  Y la bailarina se curo’, y ya no vertio’ ni una sola la’grima,

pues la la’grimas son agua  y se las lleva el rio abajo.

Pero para vivir hay que estar como una cabra, y la cabra tira al monte.

Eso, al monte de los cisnes.